A medida que las máquinas desarrollan cada vez más autonomía, aparentemente también lo hacen las impresoras 3D. Investigadores de la Universidad de Carleton en Ottawa están trabajando en una impresora 3D autorreplicante. Si tiene éxito, el proyecto permitirá la producción de máquinas que puedan repararse por sí mismas y, lo más impresionante, construir más impresoras 3D utilizando los materiales en sus inmediaciones. La principal aplicación de dicha máquina sería la construcción de instalaciones en el espacio, es decir, bases lunares.
Los investigadores partieron de la impresora RepRap 3D como línea base. Utilizaron este tipo en particular porque podía imprimir sus propias piezas de plástico. A partir de ahora, han programado la capacidad de usar materiales bastante similares al suelo lunar, pero aún tienen grandes obstáculos que superar. La principal es que para que pueda crear impresoras funcionales también tiene que ser capaz de procesar metal. Incluso cuando produce barras y motores de metal, será un gran desafío darle la capacidad de ensamblar estas piezas en un todo funcional.
“Aunque estamos usando plástico [ácido poliláctico] [para imprimir componentes en 3D], pienso reemplazarlo con plástico de silicona, que se puede fabricar a partir de compuestos de carbono volátiles lunares y agua lunar”, Alex Ellery, profesor asociado en el Departamento de Mecánica e Ingeniería Aeroespacial, explicó.
Una impresora 3D para bases lunares y lucha contra el cambio climático
La impresora tiene el potencial de revolucionar el mecanizado y la reparación. Las impresoras autorreparables son un gran avance por sí mismas, pero la llegada de las impresoras que pueden crear otras impresoras está revolucionando las reglas del juego. Si bien los investigadores aún están explorando este frente, el futuro de esta tecnología parece brillante. La primera aplicación que están viendo los investigadores son las bases lunares.
El plan es que el impresor use regolito lunar para crear varias partes. Para ello, utiliza un brazo robótico que recoge el regolito y lo calienta a 900 ° C con la ayuda de una lente frensel. La lente Frensel enfoca la luz solar en un haz de calor que procesa los materiales en piezas de la máquina.
Aparte de la perspectiva de las bases lunares, las impresoras también pueden tener una función potencial muy singular. Los investigadores creen que se pueden aplicar a un blindaje que podría ayudar contra el calentamiento global. Posiblemente podrían imprimir escudos hechos de materiales que pueden contener un nivel significativo de radiación solar. Aunque, esta capacidad aún debe ser probada y verificada.
Como modelo viable, esta máquina todavía está bastante lejos de estar completa. Sin embargo, la investigación hasta ahora es muy prometedora.